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La campaña aérea


Apenas iniciada las hostilidades, los italianos lanzaron ocho aviones Tornado para atacar blancos dentro de Kuwait. Siete de estos aviones debieron abortar la misión debido a problemas logísticos y sólo uno se internó en Kuwait de donde nunca más volvió. El piloto y el navegante fueron declarados desaparecidos.

La Royal Air
Force británica, por su parte, experimentó serios problemas en sus ataques a las bases aéreas iraquíes. El objetivo de los ingleses era dejar caer bombas JP-233 para inutilizar las pistas, aunque para esto los aviones debían volar a no más de veinte metros de altura para evitar los radares o de lo contrario serían detectados con antelación. Así, de este modo, los británicos perdieron cinco aviones Tornado en las primeras 400 misiones, lo cual constituyó un récord en la historia de la aviación militar ya que el promedio de aviones perdidos por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos era, hasta ese momento, de un avión por cada 750 misiones. Debido a este incidente, los británicos suspendieron los ataques a baja altura.

La Fuerza Aérea Iraquí efectuó algunas salidas en un intento por defender al país, pero no había mucho que pudiera hacer ya que la coalición contaba con aviones de última generación como el F-15 Eagle, el F-16 Falcon, el F-14 Tomcat, el Panavia Tornado, el F-117 Nighthawk y otros más que eran apoyados por aviones de contramedidas electrónicas y AWACS. De hecho nunca hubo propiamente una batalla aérea, salvo algunos encuentros esporádicos y la mayoría de los aviones de Irak fueron destruidos en los búnkers donde se encontraban o en las pistas. En los combates aéreos, los iraquíes perdieron 39 aviones de los cuales 30 derribos fueron causados por los F-15 Eagle. Se calcula que unos 127 aviones de Irak fueron destruidos durante el conflicto, entre estos se contaban cinco de los seis bombarderos Tupolev Tu-22K con que contaba la nación árabe.

Aun así, un MiG-25 Iraquí logró derribar un F/A-18 Hornet del escuadrón VFA-81 Sunline durante una escaramuza. A su vez, los F-15 Eagle de la Fuerza Aérea Real Saudí se encargaron de dos Mirage F-1 iraquíes. Más adelante, un escuadrón de MiG-25 localizó e interceptó a un grupo de F-111 y F-15C. La actuación de los aviones iraquíes logró que los misiles SAM en tierra pudieran derribar uno de los F-15C Eagle. Así mismo, tres F-16 Falcon estadounidenses fueron destruidos por fuego antiaéreo durante una misión de ataque y otros tres más serían abatidos en distintos eventos. Sin embargo, pese a los esfuerzos de los iraquíes, la superioridad de la coalición se fue imponiendo rápidamente y una patrulla de F-15 Eagle abatió dos MiG-25. Durante los encuentros sucesivos sobre los cielos de Iraq, los F-15 Eagle norteamericanos lograron abatir 5 MiG-29, 8 MiG-21, 2 Su-25, 4 Su-22, 1 Su-7 y 8 Mirage F-1. Todavía el 19 de Enero un MiG-29 consiguió derribar un Tornado británico, pero pronto se hizo evidente que no había forma de competir con el poderío de la coalición y los mejores pilotos iraquíes decidieron huir en sus aviones hacia Irán. Se estima que un total de 115 aviones militares y 33 aparatos civiles hallaron refugio en suelo iraní. Al final del conflicto se reportó la pérdida de 38 aviones de la coalición, la mayoría abatidos por fuego antiaéreo.

Privados de fuerza aérea y acosados por intensos bombardeos, las fuerzas de Irak optaron por proteger sus tropas y su equipo bajo tierra con lo que perdieron toda movilidad. Una vez alcanzada la total supremacía aérea, la coalición incrementó sus ataques a fin de que Saddam Hussein diera la orden de retirarse de Kuwait y aceptara rendirse. Todas las ciudades de Irak fueron blanco de bombardeos y sufrieron severos daños; murieron decenas de miles ya que lo que los aliados arrojaron sobre todo Irak tuvo una inmensa capacidad destructiva equiparable a unas ocho veces la bomba de Hiroshima. Uno de los incidentes más sonados ocurrió el 13 de Febrero cuando dos misiles impactaron un refugio antiaéreo en Badgdad llamado Al-Ameria y provocaron la muerte de 1.200 civiles.

Los resultados de la campaña aérea fueron abrumadores para las fuerzas Iraquíes y mermaron terriblemente su capacidad de combate por no hablar de su moral. Se estima que al terminar la guerra unos 2.435 tanques, 1.443 blindados y 1.649 piezas de artillería fueron destruidos o inutilizados como consecuencia directa de los demoledores ataques aéreos. Cabe destacar que el A-10A Thunderbolt II norteamericano dio buenos resultados en sus acciones contra los blindados iraquíes.

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